¿Por qué se dice «el agua» y no «la agua»?

Uno de los primeros temas que se nos enseñan en la escuela o colegio de gramática es el uso de los artículo. Si nos enfocamos en los artículos definidos que tenemos en el español son 4: el, la, los y las. Utilizamos uno u otro dependiendo del número o género del sustantivo del que estemos hablando. Seguramente desde pequeño te enseñaron a cómo identificar de qué genero es un sustantivo. Casi todos los sustantivos que terminan en «a» son femeninos, como puerta, ventana, estufa, lavadora y agua. Tomando como ejemplo este último, ¿alguna vez te has preguntado por qué algunos sustantivos femeninos, como agua, se escriben con «el» (artículo masculino)? Seguramente sí y si es tu caso entonces aquí te resolvemos la duda.

Es sabido por todos que para los sustantivos femeninos se suele utiliza el artículo «la» y para los sustantivos masculinos el artículo «el», por ejemplo, la manzana, la pera, la puerta, la pelota, el vaso, el plato, el horno, el juego. No obstante, el idioma español está lleno de muchas excepciones y, como no, también nos encontramos con una de ellas en este tema.

La causa del porqué artículos como agua, asta y águila se escriben con el artículo masculino «el» y no «la» se debe a que si un nombre femenino empieza con a tónica (que lleva la mayor fuerza de voz) entonces se usa el artículo «el» para no formar un fenómeno que en gramática se le conoce como «cacofonía».

¿Qué es la cacofonía?

Cacofonía se le denomina al fenómeno sonoro de la repetición, mayormente innecesaria, de términos semejantes sonoramente. Según la RAE, una cacofonía es «una disonancia que resulta de la inarmónica combinación de los elementos acústicos de la palabra». También podríamos considerar a la cacofonía como un tipo de redundancia, ya sea en el comunicado oral o escrito. (Puedes leer nuestro artículo completo sobre la cacofonía haciendo clic aquí)

seguir leyendo:  Puesto o Ponido ¿Cómo se dice correctamente?

Para que no haya una malsonancia de pronunciar jutas dos vocales átonas iguales. Al decir «la agua», fonéticamente se escucharía como si dijésemos /lágua/, cosa que no se escucha muy bien. Para evitar esto es que se reemplaza el artículo «al» por «el» en casos donde la «a» inicial del sustantivo que acompaña al artículo es tónica. En caso de ser átona sí que se usa el artículo «la», ejemplos: la abeja, la armonía, la araña.

Compartir no cuesta nada...