Las contracciones (también llamadas crasis) son palabras que unimos para formar una sola. Estas son muy comunes en otros idiomas como el italiano, portugués y aún más en el inglés; no obstante, su uso en nuestro idioma se ve reducido ya que solamente contamos con 2 contracciones o crasis que forman parte de la norma culta del lenguaje.
Con lo anterior dicho queremos decir que existen más que solo dos, pero el resto están en desuso, como es el caso de «dí» (de allí), o forman parte del lenguaje coloquial, por ejemplo «pa’lante».
Las dos únicas contracciones que actualmente forman parte de nuestro idioma y que son aceptadas por la norma culta son: del, que resulta de la unión de la preposición «de» con el artículo «el» y al, resultado de juntar la preposición «a» y el artículo «el«. Si bien estas contracciones son obligatorias en la mayoría de casos, hay que tener en cuenta que tiene excepciones, las cuales estaremos viendo a continuación.
Del vs de el vs de él
Hacemos uso de la contracción «del» cuando el artículo «el» designa a un sustantivo común, por ejemplo: del auto, del mecánico, del piloto, del perro, del niño. Por otro lado, esta contracción no tiene lugar cuando «el» designa a un nombre propio, por ejemplo: de El Salvador, de El Cairo, de El Señor de los Anillos.
Y por último, también tenemos la forma «de él» donde «de» sigue siendo una preposición, pero «él» al acentuarse pasa a ser un pronombre y ya no es un artículo; ejemplo: este libro es de él.
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Al vs a el vs a él
Esta contracción sigue las mismas reglas que el caso anterior. Utilizamos la contracción «al» (compuesta por la preposición «a» y el artículo «el») cuando el artículo designa a un sustantivo común, por ejemplo: árbol, cielo, avión. Mientras que utilizamos «a el» cuando el artículo designa nombres propios, tal es el caso de el país El Salvador y la ciudad de El Cairo, en Egipto.
También tenemos la forma «a él» que se compone de la preposición «a» y el pronombre personal «él». Ejemplo: dáselo a él, no a mí,
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